domingo, 1 de septiembre de 2013




                                                                                                      
 
 
LA BICICLETA VERDE
 
-Cartel del filme-
                                                                                                                                  
Es sabido que en casi todas las culturas se les confiere a los colores unos valores psicológicos, una simbología, una significación…

En países orientales, el verde suele ser el color de los valores islámicos, los valores de la naturaleza y la vida natural, los valores de la inmadurez, la juventud…

En países de occidente, el verde viene a ser el color de los valores y virtudes naturales, de la esperanza, la libertad…

No es mera anécdota que en el intimista, pero grandilocuente y bello filme de la cineasta saudí Haifaa Al Mansour, la adolescente Wadjda, protagonista de la historia, sueñe y se enamore de una bicicleta verde…

Aunque sea su primer largometraje, y el primer filme realizado por una mujer cineasta en Arabia Saudita, donde la industria del cine es aún muy incipiente y la profesión está muy vetada a la mujer -dijo la directora en la presentación del filme en España, que tuvo que filmar las escenas de calle escondida en una furgoneta y hablando con sus operadores a través de walkies-talkies…-, La bicicleta verde es un filme sobre la educación en ciertos países árabes, valiente, atrevido, aleccionador, de interés universal…

 
Haifaa Al Mansour, directora de La bicicleta verde

Haifaa, es hija del poeta árabe Abdul Rahman Mansour. Al no existir los cines en su país, sus primeros contactos con la cinematografía fueron los emotivos videos familiares en los que intervino. Estudió Literatura Comparada en la Universidad Americana de El Cairo y más tarde cursó estudios de cine en la Escuela de Cinematografía de Sydney -Australia-.
Sus primeros filmes fueron cortometrajes de carácter documental -¿Quién?, La única salida, Mujeres sin sombra…-, en los que trata el denigrante y relegado papel social de la mujer en buena parte de la cultura islámica.
Al estar casada con un diplomático estadounidense, con quien tiene dos hijos, su concepción cultural y educacional del papel social de la mujer es hoy muy diferente al que vivió y soñó de niña…
En la sensibilidad poética de ascendencia paterna y en la realidad personal vivida, están las interesantes claves de su cine…

Sus primeros cortometrajes se exhibieron en una veintena de festivales internacionales de cine. La única salida, obtuvo el Premio Emires, a la Promoción Cultural, que otorgan los Emiratos Árabes Unidos. Mujeres sin sombra, fue premiado con la Daga de Oro en el Festival de Cine de Muscat -Omán-, obteniendo también el reconocimiento de Mención Especial del Festival de Cine Árabe de Rotterdan -Holanda-. Haifaa, fue Invitada de Honor en el Festival de Cine de los Tres Continentes de Nantes -Francia-. La bicicleta verde, obtuvo el prestigioso Premio Mejor Película de Arte y Ensayo en el Festival Internacional de Cine de Venecia, 2012…
 
Su primera dificultad para el rodaje de La bicicleta verde, en un país donde el cine está también muy vetado, fuel el casting de los personajes; el papel de Wadjda -que según Haifaa, tiene mucho de autobiográfico,- se lo confió a su sobrina Waad Mohammed, quien muy identificada con ella, con sus propias vivencias y con la naturalidad propia de los niños, lo protagonizó de manera sutil, entrañable, conmovedora…
El papel de Wadjda, es una delicia, que por si sola, complace y justifica el visionado del filme…
 
 
Waad Mohammed -Wadjda-, Abdullrahman Al Gohani -Addullah- y Haifaa Al Mansour.

Su historia transcurre en los suburbios de Riad -capital de Arabia Saudita-, entre el humilde hogar y el rígido colegio tradicional y sexista en el que se educa Wadjda
Entre su joven madre -que intenta superar las secuelas propias de su educación islámica tradicionalista, con sus anhelos de modernidad, igualdad, libertad…- y la severa educación a la que la someten sus profesoras, Wadjda vive multitud de contradicciones, cuya confusión psicológica ni entiende, ni acepta…
¿Porqué tiene ella que someterse a las incómodas abaya y niqad, porqué no puede pintarse las uñas y vestir cómodamente, porqué no puede montar en bicicleta como su vecino Addullah…?

La bicicleta verde no es un filme que sólo se cuestione los estragos de la educación tradicionalista e integrista de la cultura y la religión islámica… Una lectura connotativa y más profunda del filme, nos lleva a reflexionar acerca de la universalidad de la educación, contradictoriamente tan atenida a intereses ideológicos, políticos, religiosos…

Es un filme que, tras su aparente sencillez, se adentra con gran sensibilidad y lucidez en el complejo mundo de los pensamientos y los sentimientos juveniles, en los que tanto influyen la educación y formación de la personalidad que se les imponen…

 
Escena escolar de estudio de textos religiosos.

El filme, narrado con naturalidad y sin sensacionalismos, es espléndido en simbologías y profundas significaciones de las vivencias más cotidianas y aparentemente triviales…

En sus primeros planos, una joven atraviesa el patio abierto del colegio portando un globo terráqueo mundial… A partir de este simple hecho, podemos entender el interés por el sentido de la educación abierta, de carácter universal -ni integrista, ni fundamentalista, ni sectaria…-, por la que aboga Haifaa, guionista y directora del filme…

En una actualidad en la que, cada día con mayor contundencia, se viene cumpliendo la profecía del filósofo y educador Herbert Marshall Mcluhan: “Los medios de comunicación harán del mundo una aldea…”, es obvio la educación debe de ser lo más universal posible…

A pesar de que, dado su escaso interés comercial, La bicicleta verde no se exhibirá en la mayoría de los cines de provincias de España, la recomendamos, sin reserva alguna, a profesores, educadores, padres de familia…

En otros idiomas, sin subtítulos, se encuentra en internet. Su versión dvd en español, seguramente, no tardará en salir…

Francisco Montero.