lunes, 6 de julio de 2015






LOS CABALLOS DE DIOS

-Cartel español del film-

Acaso, desde que en 2012, en el Festival Internacional de Cine de Valladolid, España, -que tradicionalmente premia los mejores filmes de valores humanos-, Los caballos de Dios, obtuviera el máximo galardón de su Espiga de Oro a la Mejor Película, hasta su estreno en los cines españoles en 2015, el filme haya dormido en nuestro país un sueño injusto…

Pudiera ser que los recientes atentados del terrorismo islámico en Túnez -al tratar el filme de Nabil Ayouch que se reseña, este escabroso tema-, hayan influido en la decisión de su estreno en algunas ciudades españolas, superando el escaso interés comercial del filme.

La también reciente prohibición en Marruecos de Much loved, el último y polémico filme del realizador Nabil Ayouch, sobre la prostitución en este país, es otro hecho que pudiera haber influido en la decisión de citado estreno de Los caballos de Dios, en unas fechas estivales poco propicias para ello…

Para una mejor reflexión sobre el controvertido filme de Ayouch, es conveniente remitirse antes a la novela original Las estrellas de Sidi Moumen, del polifacético artista Mahi Binebine, en la que el filme está basado…

Las estrellas de Sidi Moumen -cuya edición en francés, contribuyó a que el filme tuviera una exitosa acogida en el Festival de Cine de Cannes, siendo distinguido con el prestigioso reconocimiento “Un Certain Regard”, 2012-, inspirada en los terribles atentados suicidas perpetrados en Casablanca en 2003, centra su atención en el hecho de cómo unos jóvenes sin futuro se convierten en terroristas y mártires…

El argumento de la novela y del filme es tremendamente demoledor, pero profundamente humano; en el pobre barrio chabolista de Sidi Moumen, en la periferia de Casablanca, muchos jóvenes, como ven en la televisión extranjera, sueñan con llegar a estrellas de futbol; la falta de formación y posibilidades, la abrumadora realidad de la miseria que les rodea, la falta de un ilusionante futuro, destrozarán sus sueños y les harán presas fáciles del proselitismo religioso yihadista…

Y ellos, alienados y convencidos de que al inmolarse no tendrán mayor sufrimiento que el de una picadura de avispa, en un corto galopar de caballo, como “Caballos de Dios”, llegarán al Paraíso…

Mahi Binebine, Premio de Novela Árabe, 2010,  por Las estrellas de Sidi Moumen.

Constantes comunes de la obra del escritor, pintor y escultor marroquí Mahi Binebine, son: la miseria, la falta de libertad, la opresión, el sufrimiento…

Como declara el artista -dolido de que el islam aún desapruebe la representación de las personas en el arte y por las interpretaciones equivocadas que se hacen de El Corán-: “mi obra es un alegato contra la inhumanidad y muy especialmente la que sufre mi pueblo islámico…”

Pateras atestadas que zozobran, niños, embarazadas y jóvenes, ateridos y aterrados, que engulle la mar embravecida, crucifixiones en cruentas alambradas, deportaciones inhospitalarias, el terrorismo, el sufrimiento de los oprimidos…, son temas de sus novelas, pinturas y esculturas…

Algunas de las ocho obras literarias más conocidas de Binebine han sido traducidas a una decena de idiomas, destacando: El sueño del esclavo (1992), La sombra del poeta (1997), La patera (2000), El polen (2001), Las estrellas de Sidi Moumen (2009)…

Sus prolíficas pinturas y esculturas han sido expuestas en más de una veintena de países y galerías internacionales, en exposiciones individuales y colectivas, figurando en numerosas colecciones privadas, museos y centros de arte como: Guggenheim de Nueva York, Museo de Marruecos, Sociedad General Marroquí, Fundación Lamal Kazaar…

Mahi Binebine, con su expresionismo simbolista, está considerado internacionalmente como uno de los más representativos artistas de vanguardia, por su comprometida obra testimonial y de denuncia social…

No siendo de extrañar, por tanto, que otro gran artista marroquí, cineasta internacional, como es Nabil Ayouch, muy comprometido con su tierra y sus gentes, se interesara por la novela Las estrellas de Side Moumen para llevarla al cine…

Nabil Ayouch, director de Los caballos de Dios.

De ascendencia marroquí, aunque nacido en Francia -en cuyo país se ha formado como cineasta-, Ayouch, ha desarrollado una interesante obra como promotor de organizaciones sobre la comunicación -Grupo de Cineastas Marroquíes, Coalición Marroquí para la Diversidad Cultural…-, guionista, realizador y productor de cine y televisión, entre ambos países.

En su decena de premiadas realizaciones, destacan los filmes: Piedras azules del desierto (1990), El silencio del vendedor (1991), Un minuto de sol y menos (2003, para televisión), Mi tierra (2011), Los caballos de Dios (2012) Muy querido (2015)…

Su obra ha obtenido los reconocimientos: Premio Ecuménico en el Festival de Cine del Mundo (Montreal), Primer Premio en el Festival de Cine Africano y Gran Premio del Festival Nacional de Cine (Marruecos), Premio del Festival de Cine del Mediterráneo (Bruselas), Premio del Público en el Festival de Amiens (Francia), Espiga de Oro en el Festival de Cine de Valladolid (España)…

Su cine, descriptivo y realista, tanto de las situaciones como de los personajes, trata con extraordinaria minuciosidad los ambientes y la introspección en la psicología de sus personajes, siendo su caracterización muy rica en complejos estados de ánimo, sensaciones, emociones…

Descriptiva escena del filme, niños sin futuro, que sueñan con ser estrellas de futbol...

La expresiva frase que reza en el cartel del filme “Nadie nace mártir”, evidencia su contenido; son las circunstancias de miseria, sufrimiento, falta de futuro -confrontadas con otras sofisticadas realidades bien distintas, como presentan los medios de comunicación-, las que poderosamente contribuyen a que se forjen alienados terroristas y mártires…

Ni la novela de Benibeni, ni el filme de Ayouch, adoptan un criterio moralizante del tema; lo exponen con crudeza y concitan con inteligencia el criterio del lector y el espectador…

Si las religiones no prometieran un “Paraíso” -al no poderse demostrar su existencia-, seguro habría menos inmolaciones y menos mártires… Nuestro paraíso seguro, es trabajar por la felicidad solidaria de todos, en nuestra casa común, nuestro planeta…

El filme nos ha rememorado la ejemplar tarea del emprendedor Don Bosco -hoy Patrono del Cine-: la creación de las primeras escuelas de formación profesional para ofrecerles a los jóvenes de las periferias de Turín una formación, un futuro, y evitarles caer en las redes del vicio y la delincuencia…

Francisco Montero.