lunes, 1 de diciembre de 2014







     LA SAL DE LA TIERRA


-Cartel español del film-

La parábola de Jesús de Nazaret “Vosotros sois la sal de la tierra…”, es de una profundidad, significación y trascendencia espiritual, cultural y social extraordinaria…

La sal -un bien muy escaso y preciado en tiempos de Jesús- ha sido siempre utilizada no sólo para sazonar los alimentos, sino también para preservar de su putrefacción o corrupción; se usaba como elemento purificador en rituales religiosos; como era un bien social escaso y preciado, a veces, el trabajo se pagaba en especie con sal -de donde proviene el término “salario”-; la sal produce sed…

Pues bien, referidas y otras muy diversas connotaciones, adquieren expresiva significación en el filme de Wim Wenders, La sal de la tierra, basado en la obra del gran fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado.

El célebre fotógrafo, autodidacta, Sebastián Salgado, tras diferentes ocupaciones no vinculadas a la fotografía, trabajó para las prestigiosas agencias Gamma y Magnum Fotos hasta crear su propia agencia Amazonas Imágenes.

Por los Valores Artísticos, Humanos y de Denuncia de su fotografía Documental Social, en países subdesarrollados y en extrema pobreza, en 1998 fue reconocido con el premio español Príncipe de Asturias de las Artes. En 2001 fue distinguido por las Naciones Unidas y UNICEF como Representante Especial de esta Organización por su libro y exposición en Nueva York “Niños”, en los que, a través de noventa fotografías, denuncia la situación de mujeres y niños desplazados, en situaciones de miseria…

Aunque ha sido tildado de explotar comercialmente -y con una estética que puede distorsionar la realidad-, la pobreza y miseria humanas, su labor ha sido muy estimada por organizaciones humanitarias internacionales como: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para la Defensa de los Refugiados (ACNUR), la Organización Mundial de la Salud (OMS), Médicos sin Fronteras, Amnesty Internacional...

Sebastiao Salgado, ante su obra.

La obra de Salgado, reconocida internacionalmente, se ha publicado en una decena de libros-catálogos de fotografía, en la que destacan los títulos: La mano del hombre, Trabajadores, Tierra, Otras Américas, La Mina de Oro de Serra Pelada, Éxodos, Génesis…

En la expresiva e impresionante obra de Salgado, queda patente que la solidaridad, la justicia y el humanitarismo, al igual que la sal en la época de Jesús, han sido valores humanos, bienes, muy escasos hasta hoy… La sal de su obra, entre la parábola y la metáfora, deja una acuciante sed de ellos…

No es de extrañar que el excepcional humanismo de la fotografía de Salgado, atrajera a otro excepcional humanista del cine, como es el guionista, director, actor y productor alemán Wim Wenders.

Wenders, tras cursar estudios de medicina y filosofía sin concluirlos, y proyectar después hacerse sacerdote, asentó su vocación en la fotografía y el cine: como asiduo espectador en la Filmoteca de París -donde pasó un tiempo-, siguiendo cursos en la Facultad de Televisión y Cine de Munich, y colaborando como crítico en revistas de cine.

Simultaneó su labor como crítico cinematográfico con la realización de diferentes cortometrajes, debutando exitosamente como guionista de largometraje en 1970, con el filme de tres horas de duración Verano en la ciudad.

A partir de este filme, alternando su trabajo entre Alemania y Estados Unidos y bien como guionista o director, desarrolla una prolífica e intensa labor cinematográfica -casi a film por año y llegando a la treintena de realizaciones-, en la que se destacan títulos como: La letra escarlata, El amigo americano, París Texas, Hasta el fin del mundo, Más allá de las nubes, Los hermanos Skladanowsky -pioneros del Cine en Alemania-, El final de la violencia, El alma de un hombre, Llamando a las puertas del cielo, Pina Bausch -sobre la famosa bailarina y coreógrafa alemana, pionera del ballet moderno-…

Juliano Ribeiro Salgado, Sebastiao Salgado y Wim Wenders, autores del filme.

El cineasta Wim Wenders, quien tiene una peculiar y poco usual manera de hacer cine, escasamente comercial, ha sido reconocido como mejor director y guionista con los premios: BAFTA de la Academia Británica, Palma de Oro del Festival de Cannes, Bundesfilmpreis de Oro del Cine Alemán, Premio del Público en los Festivales de Sao Paulo y San Sebastian…

Claves características de su cine, distante de la representación teatralizada, son las propias del humanismo, los valores humanos y el realismo social, razones por las que ha prestado especial interés por la trascendente obra de Salgado.

El filme, de carácter documental biográfico, sobre Salgado y su impresionante obra, está sugerentemente narrado y comentado por el propio fotógrafo.

Junto a Wim Wenders, lo ha codirigido Juliano Ribeiro Salgado, hijo del fotógrafo y buen conocedor de su obra, quien colaboró con el padre en sus últimos viajes y realizaciones.

La sal de la tierra, aunque se centra en la última colección de fotografías del autor, Génesis, recoge muchas de las instantáneas más impactantes y significativas de toda su obra.


Indígenas de Amazonia con Salgado, y su impresionante foto de las Minas de Oro en sierra Pelada (Brasil).

El filme La sal de la tierra, amén de provocarnos controvertidas sensaciones y emociones, acerca de la belleza natural del planeta frente a las miserias humanas de su población de desheredados, nos plantea serias y profundas preguntas y reflexiones…

¿Es la belleza de la naturaleza aún virgen, la sal de la tierra…?

¿Está la sal de la tierra en las tribus indígenas, aún no pervertidas por la civilización…?

Lecturas connotativas del filme, sugieren la confirmación de que donde no se encuentra hoy la sal de la tierra es en la mayoría de las religiones -interrelacionadas y consentidas con las políticas mercantilistas que, durante veinte siglos ya, vienen deshumanizando y destrozando el planeta-, a cuyos miembros y seguidores se dirigió el grandilocuente mensaje bíblico “Vosotros sois la sal de la tierra…
Francisco Montero.