sábado, 10 de agosto de 2024






QUE LA FIESTA CONTINÚE 



-Cartel español del film.-

  Últimamente, están recalando en todas las bellas artes, ante el agotamiento de grandes temas originales -aunque como confirma el adagio “pocas veces hay algo nuevo bajo el sol”-, temáticas muy triviales y más sencillas de tratar. 

 Máxime en las bellas artes esenciales de la comunicación, literatura y música, novela y teatro, fotografía y cine, ante el agotamiento de temáticas novedosas y espectaculares, se está recurriendo a la cotidianidad, a la trivialidad… 

 Acaso, en la actual década, el arte, las bellas artes, se caractericen por sus temáticas triviales, de todo país o lugar, de todo grupo social, lugares comunes de las gentes más sencillas y ordinarias -pero algo excepcionales- que por sentirse reflejadas en sus propias vivencias, prestarán mayor atención a ese Arte de la Trivialidad… 

 Al igual que en su día adquirieron categoría de género el colosalismo cinematográfico, neorrealismo italiano o la nueva ola francesa, hoy la tenga el Cine de la Trivialidad… 

 Es el caso del filme francés titulado Y la fiesta continúa!, que, basándose en la biografía de la médica, política y ecologista de Marsella, Michele Rubirola -que interpreta la esposa del director, Ariane Ascaride, en el papel de Rosa-, y en la solidaridad vecinal que suscita el derrumbe real de un edificio marsellés en 2018 en el que hubo ocho fallecidos, transforma las relaciones triviales de los protagonistas de la historia, en una epopeya de actualidad, de nuestro tiempo. 

 El director del filme, Maestro del Cine de la Trivialidad, es el veterano y exitoso cineasta armenio-francés Robert Guédiguian, con más de una veintena de títulos en su historial y autor del filme titulado en España Que la fiesta continúe. 

 Robert Guédiguian, desde que su filme Las nieves del Kilimanjaro (2011), fuera premiado en el Festival Internacional de Cine de Valladolid -de Valores Humanos- con la Espiga de Plata y Premio del Público, es un cineasta muy reconocido en nuestro país. -Véase en este blog nuestra reseña de 29 de noviembre de 2019, sobre su filme Gloria Mundi, presentado con éxito en el Festival de Cine de Sevilla. 

Robert Guédiguian, director de Gloria Mundi y Que la fiesta continúe.

 De su amplia veintena de largometrajes, la obra del realizador sigue siendo muy aclamada internacionalmente por la crítica más exigente y por el gran público, destacando entre sus filmes: El dinero da la felicidad (1992), De todo corazón (1998), Presidente Miterrand (2005), El viaje a Armenia (2006), Las nieves del Kilimanjaro (2011), La casa junto al mar (2018), Gloria Mundi (2019)… 

 Por su trayectoria como cineasta ha sido distinguido con los reconocimientos: Premio Louis Delluc -de la Crítica y el Periodismo de Francia-, Premio de la Academia Europea de la Crítica Cinematográfica, Premio OCIC -de la Oficina Católica Internacional del Cine-, citados reconocimientos en el Festival de Cine de Valladolid y distinción en la Sección Oficial del Festival de Cine de Sevilla, Caballero de la Legión de Honor Francesa, Oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia, Premio Mejor interpretación en el Festival de Cine de Venecia: a su esposa y actriz, Ariane Ascaride… 

 Guédiguian, quien según su historial estuvo vinculado al partido comunista francés, y tuvo la necesidad de realizar sus ideas en defensa de las clases trabajadoras, humildes y sencillas en sus filmes; prosigue preocupándose por éstas, vinculando ahora, sus valores, a asociaciones comunitarias de cualquier índole. En este filme será en la solidaridad comunitaria que surge en torno a los afectados por citado derrumbe, sin vivienda, sin hogar, acogidos en una iglesia cristiana, como denotan y connotan sus imágenes… 

 Al tratar el tema de la solidaridad, en la iglesia del barrio en la que se prepara la fiesta vecinal de allegados a la causa, aparecen en distintos momentos planos detalle de un cuadro de la Última Cena de Cristo, que, -con el didactismo que le es propio al cine de Guédiguian- sugiere la continuidad de la fiesta, que da título al filme… 

 Al ser Que la fiesta continúe, una coproducción de Francia e Italia, en el filme no sólo se utilizan algunas de las claves del Neorrealismo Italiano, sino que también evoca y se rinde homenaje al célebre y genial Federico Fellini, coguionista del filme Roma ciudad abierta, de Roberto Rosselini, con el que se inicia el movimiento neorrealista cinematográfico. 

 El papel de Tonio, interpretado en el filme por el actor marsellés Gérard Meylan -habitual del cine de Guédiguian-, tratado en su apostura y atuendo por el peculiar sombrero felliniano, nos rememora característicamente y rinde homenaje al genial cineasta italiano. 

Tonio, Gérard Meylan, rememorando a Federico Fellini.

 Es habitual en el cine de Guédiguian, recurrir reiteradamente a un elenco de las actrices y actores principales, franceses, que repiten en sus filmes; caso de Ariane Ascaride, Lola Naymart, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan, en Que la fiesta continúe… 

 En este filme, Ariane Ascaride -en el papel de la enfermera, próxima a la jubilación, política y ecologista, Rosa- y Jean-Pierre Darrosussin -en el papel del librero jubilado, Henri-, son los protagonistas que, a sus maduros años, renacerán en sus vidas con un sosegado idilio. 

 La canción Llévame al fin del mundo, que popularizó Charles Aznavour, no sólo servirá de leivmotiv al romance de la pareja, sino que pondrá horizonte, cantada en la fiesta por el coro parroquial -que dirige Alice, Lola Naymark-, pretendiendo con su letra: “… llévame al país de las maravillas, donde la miseria es menos dolorosa bajo el sol.. ”, animar a las familias desahuciadas por el calamitoso derrumbe… 

 Hechos triviales que acaecen en cualquier sociedad, país o lugar, pero que Robert Guédiguían, con su varita mágica de tocar con sencillez y emotividad lo cotidiano, transforma en epopeya de actualidad… 

 Curiosamente, el filme está ambientado en la plaza Augagne de Marsella, que preside un busto del poeta ciego Homero, a quien se atribuyen las epopeyas de la Ilíada y la Odisea, orígenes de la épica grecolatina y occidental. 

 Metafóricamente, Guédiguian no sólo guioniza que el protagonista del filme sea un librero, Henri, sino que la fiesta épica que se celebra en el filme sea vista, acaso, al igual que el aedo ciego Homero, su obra, “con los ojos del alma”… 


Jean-Pierre Darroussin -Henri-, ante la estatua de Homero en Augagne.

 Guionista, director, actor y productor de cine, el marsellés de ascendencia armenia Robert Guédiguian, tras sus años de vinculación política, desacuerdo y disentimiento, entiende que su mejor compromiso social lo tiene en su labor cinematográfica y a través de ella defender el mundo de los trabajadores y de las gentes más desafortunadas… 

 Al igual que el gran filósofo y escritor -también marsellés- Roger Garaudy disidente político que entendió que su mejor labor y de compromiso social la tenía en la filosofía, sus escritos -una cincuentena de libros- y en su Instituto para el Diálogo de Civilizaciones y Culturas, llevado a la ciudad universal de Córdoba (España): Guédiguian, al ser Marsella un lugar de encuentro de numerosos exiliados armenios de la diáspora, realizaría el citado filme Viaje a Armenia, en el que trata familiar y comprometidamente el tema de la migración… 

 En todos sus polifacéticos filmes, triviales, pero complejos y profundos a la vez, Guédiguian, no trata un solo tema sino diversos y entrelazados en las relaciones sociales de las gentes más humildes, con muy diferentes formas de vivir, de pensar y sentir… 

 Que la fiesta continúe, con el didactismo que caracteriza en su trasfondo al cine de Guédiguian, es un filme de valores humanos sobre la ilusión y la esperanza, que intenta animar sobre las segundas y terceras oportunidades, aún en la segunda y tercera edad, en las que el deseo de una vida mejor es posible… 
Francisco Montero.