TIMBUKTU
-Cartel español del film- |
El andalusí Ibn Arabi -de quien este año se cumple el 850 aniversario de su nacimiento en Murcia, España-, gran maestro sufí de la espiritualidad universal, sabio filósofo, poeta…, en su singular obra mística proclamó el hermoso cántico de libertad, tolerancia, fe…:
“Mi corazón puede adoptar todas las formas,
prado para las gacelas, monasterio para monjes cristianos,
Templo para ídolos y Kaaba del peregrino,
Tablas de la Torá Judía y Libro de El Corán Islámico.
La religión que profeso es la del Amor…”
Sabio, trascendente y bellísimo canto, acerca de los principios de libertad y tolerancia del maestro Ibn Arabi, que nos ha sido rememorado -precisamente en este año de sus efemérides-, por el emotivo filme humanista Timbuktu del singular realizador mauritano Abderrahmane Sissako.
El filme Timbuktu se inicia con las impactantes imágenes de un grupo de yihadistas armados, sobre un todoterreno, persiguiendo y disparando a una especie de “gacela” para abatirla…
La secuencia viene a ser una expresiva y metafórica antítesis de citado poema de Ibn Arabi; no hay verde prado sino árido desierto, la gacela no pace plácidamente sino que huye aterrorizada de sus perseguidores…
El filme finaliza con la desesperada carrera de la niña Toya -inocente gacela-, en busca de sus padres, víctimas del absurdo terrorismo impuesto…
Es el significativo relato de un pueblo, una sociedad, unas gentes -débiles e indefensas gacelas-, aterrorizadas por fanáticos político-religiosos que les privan de libertad, es la antítesis de la religión universal del Amor predicada por el místico sufí universal…
Los niños Mehdi Ag Mohamed -Issam- y Layla Walet Mohamed -Toya-, con el director Abderrahmane Sissako. |
El filme, inspirado en hechos reales ocurridos en la comuna maliense de Aguelhok en el 2012 -según información de su director y distribuidora-, viene a ser un emotivo alegato para la reflexión sobre las absurdas imposiciones e intransigencias del extremismo político-religioso que sojuzga trágicamente a la mujer y prohíbe reír, escuchar música, fumar, jugar al futbol… -es decir, contra multitud de costumbres provenientes de la cultura occidental, trasfondo de la cuestión…--
El Cine, que es un importante medio de comunicación social que contribuye a la tarea cultural de transformar a la sociedad, y que utilizado positivamente es un medio de humanismo digno y loable que puede abrir los ojos a la libertad, al desarrollo, al progreso…, tiene con este filme y con la obra de Abderrahmane Sissako, unos excelentes aliados…
En Timbuktu, la desesperada carrera final de la pequeña Toya en busca de sus bondadosos padres protectores -víctimas de una arbitraria y contradictoria política y legislación, que como tantas absurdas legislaciones no protege en justicia al débil-, es una poética metáfora universal abierta a un mundo mejor, más justo…
La justicia social, la protección de los más débiles, la erradicación de la pobreza y la incultura, la resistencia y enfrentamiento a las imposiciones arbitrarias del fundamentalismo ideológico político o religioso…, son constantes de la reducida pero grandilocuente obra de Abderrahmane Sissako, que aporta, con realismo y sencillez, reflexivos e interesantes principios al devenir del diálogo de culturas mundial…
Y su último filme, Timbuktu, en una terrible actualidad que vive latentemente amenazada por todo tipo de terrorismos impuestos -de los estados constitucionales, de los grupos insubordinados…-, viene a ser, como reza su cartel, un hermoso canto a la libertad y a la resistencia…
En Timbuktu, la pescadera que se resiste a la policía y es castigada por trabajar con sus brazos descubiertos... |
El cineasta Abderrahmane Sissako, guionista, realizador y productor mauritano, quien se formó en su juventud en Malí y conoció la vida y costumbres de este estado africano, estudió cine en el Instituto de Cinematografía de Guerásimov -considerado el centro de estudios de Cine, en Rusia, más antiguo del mundo-.
Posteriormente, pasó a residir en Francia, donde, tras sus primeros cortos y mediometrajes, documentales y de ficción, realizados en distintos lugares de África y Europa, desarrolló su carrera profesional, en cuyo historial cuenta con una decena de interesantes realizaciones.
Entre los títulos de su obra, en 1993, su cortometraje Octubre, realizado en Moscú, fue reconocido para el importante galardón de “Una cierta mirada”, en el Festival Internacional de Cine de Cannes.
Posteriormente, tras la adaptación de fábulas de La Fontaine, filmadas en Mauritania, y otras realizaciones de carácter documental, en 1998 y 2002, realiza los filmes: La vida en la tierra, filmado en Sokolo, -pueblo de su padre-, y Esperando la felicidad, que obtuvieron, respectivamente, un reconocimiento especial y Primer Premio en el Festival Panafricano de Cine y Televisión de Ouagadougou -FESPACO-.
En 2006, su filme Bamako -localizado en la capital de Malí, y en el que se cuestiona la responsabilidad del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en el subdesarrollo y la pobreza en África-, obtuvo: el Primer Premio FACE -Film Award del Consejo de Europa-, en el Festival Internacional de Cine de Estambul, Premios Lumière, del Público y César en Francia…
Su siguiente filme El sueño de Tiya -uno de los 8 cortometrajes realizados para la OMD, Objetivos para el Desarrollo del Milenio de la ONU, de erradicar la pobreza, el hambre, la enfermedad…-, cuenta con un extraordinario reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas…
Kessen Tall, coguionista, y Abderrahmane Sissako, director de Timbuktu, nominado a los Oscar 2015. |
Sin lugar a dudas, la obra de Sissako, cuenta con el mayor reconocimiento que podría obtener el tratamiento del Humanismo en el Cine…
Citada obra, se encuentra en la interesantísima filmoteca del Festival Africano de Cine -FACT, anteriormente celebrado en Tarifa y ahora en Córdoba, España-, y contactar con ella a través de la web de la Asociación Al Tarab.
Nuestro mejor aplauso, felicitación y éxitos para Abderrahmane Sissako…
Francisco Montero.