lunes, 16 de noviembre de 2015






ÉL ME LLAMÓ MALALA

-Cartel original del filme-

Un niño, un maestro, un libro y un bolígrafo pueden cambiar el mundo…

Es la expresiva frase que reza en la presentación del filme, que fue pronunciada con gran énfasis por la adolescente pakistaní de 16 años Malala Yousafzai, el 12 de julio de 2013 en la ONU, y que, sobrecogedoramente, ha dado la vuelta al mundo…

Malala, la adolescente activista en pro del derecho a la educación de las niñas en Pakistán, tras reponerse milagrosamente del atentado talibán del pistolero que le perforó el cráneo -el 9 de octubre de 2012- habiendo de extraérsele la bala del cerebro e implantársele una placa de titanio y parte del oído, recibió el Premio Nobel de la Paz 2014, siendo la más joven de las reconocidas con ese galardón hasta el momento…

Es el tema del interesante documental Él me llamó Malala, del afamado cineasta americano Davis Guggenheim…

El tema de la educación y su importancia para el futuro de la sociedad, no es ajeno a Guggenheim, su anterior documental Esperando a Superman -sobre las arbitrariedades del sistema educativo en Estados Unidos-, fue reconocido como Mejor Documental en el prestigioso Festival de Cine de Sundance, 2010.

El filme sobre Malala que se reseña, está basado en la breve pero intensa y ejemplar historia de la joven, recogida ya en diversas publicaciones: libros, filmes, entrevistas…

Malala, por estar aún amenazada de muerte, vive con su familia en Birmingham (Inglaterra), donde prosigue su formación y, junto a su padre Ziauddin Yousafzai -vocacional maestro que fundó en Mingora (Pakistan) su propia escuela para niñas y niños, donde ella inició su educación-, siguen luchando por la educación global de las niñas, desde su organización Malala Fund.


Libros biográficos sobre Malala, de Christina Lamb y Patricia McCormick, publicados en España.

Davis Guggenhein, director del filme Él me llamó Malala, es también un productor de televisión y cine estadounidense, que no cuenta con una amplia filmografía, pero sí con extraordinaria fama internacional como cineasta documentalista.

Saltó a la fama con su primer documental Una verdad incómoda, acerca de la campaña educacional del ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, sobre el cambio climático y calentamiento global del planeta.

Citado filme que se estrenó en Nueva York y Los Ángeles en 2006, con gran éxito de crítica y público, ha obtenido desde entonces una veintena de importantes premios y reconocimientos internacionales, entren ellos, sendos Oscar de Hollywood al Mejor Documental y Mejor Banda Sonora y Canción.

Educadores y ecologistas, gracias al convincente trabajo del cineasta Guggenheim, consideran el filme Una verdad incómoda ejemplar y extraordinariamente didáctico, acerca del deterioro y los problemas que día a día vienen acuciando a la naturaleza y a la vida en nuestro planeta…

Igual o mayor interés educacional y admiración humanista y social, despierta el filme El me llamó Malala -acerca de la Educación Igualitaria Global-, al que han dado lugar la comprometida sensibilidad e idealismo de Ziauddin y Malala Yousafzai…

La historia del filme discurre por un original relato pleno de autenticidad, realismo y verismo -claves esenciales de todo documental-. En el se intercalan diferentes pasajes de pinturas animadas para reconstruir, rememorativamente, hechos de los que no fue posible contar con imágenes reales en el momento de la realización del filme sin tener que recurrir, por tanto, a la representación…


Davis Guggenheim, presenta el filme Él me llamó Malala.

Guggenheim ha logrado plasmar con fidelidad en la historia, el excepcional idealismo de Padre e Hija, en su denodado activismo por la educación igualitaria de las niñas, iniciada en la región pakistaní del Valle de Swat, donde los talibanes pretendían mantener relegada en la ignorancia a la mujer…

El nombre de Malala y el título del filme, ya son una expresiva y metafórica alusión a referido idealismo…

-El personaje Malalai, que se esboza al inicio del filme, en pinturas animadas, es el de una heroica “Juana de Arco”, a quien se debe, según cuenta su leyenda, la victoria de las tropas afganas, en la Batalla de Maiwand, 1880, en su lucha por la independencia de Inglaterra. La historia de Malalai, figura con ejemplaridad didáctica en la generalidad de los libros de texto de Afganistan-.

Por ese ejemplar e histórico personaje del país vecino Afganistán, puso Ziauddin el nombre de Malala a su hija; señal evidente del espíritu idealista del progenitor… Espíritu que Malala, está claro, lleva en sus genes y que le ha motivado a decir: “Él me llamó Malala, pero no me ha hecho Malala…”

-Significativa referencia ésta, a la que alude el título del filme, por el espíritu y carácter idealista de la adolescente…-

Malala, aún niña, con tan sólo diez años, con el pseudónimo de Gul Makai, ya escribía y denunciaba en un blog para la BBC, las barbaries que sufría la región de Swat controlada por los talibanes, donde destruyeron centenares de escuelas…

Sus infantiles, pero inteligentes, graves y rebeldes denuncias -que contaron en todo momento con el apoyo de su padre y maestro, con quien siempre se ha sentido muy unida e identificada-, desataron la ira de los talibanes y dieron lugar al atentado, que también sufrieron sus amigas y compañeras de estudios Shazia Ramzan, Kaina Riaz…


Ziauddin, maestro y padre de Malala, como bien ilustra el filme, fue siempre el apoyo de su hija.

El activismo de Malala en defensa de la educación igualitaria global de niñas y niños, no sólo ha sido reconocido con el Premio Nobel de la Paz, sino que ha tenido también importantes reconocimientos como: Premio Infantil Internacional de la Paz, Premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional, Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, Premio Convivencia de la Fundación Manuel Broseta de Valencia, Premio Internacional de la Generalidad de Cataluña…

Aunque el filme -en inglés, subtitulado en español-, no ha permanecido suficientemente en nuestras carteleras, recomendamos a educadores su versión online o la pronta edición en dvd.

Francisco Montero.