sábado, 7 de diciembre de 2024

 






LA FLOR DEL BURITÍ 

-Cartel del film.-

 El cine documental-argumental, o docuficción, aunque no sea un género predilecto del gran público y de multitudinarias expectaciones, sí viene ganándose la atención de los veteranos amantes del cine y de los jóvenes cinéfilos… 

 Es el caso del exótico filme indigenista La flor del burití, multipremiado en los prestigiosos festivales internacionales cinematográficos (2023) de: Cannes, Francia, -Premio Un Certain Regard-Prix d´Ensemble-, Múnich, Alemania, -Premio Cine-Visión- y Huelva, España, -Premio Especial del Jurado-; además de otros importantes reconocimientos de carácter antropológico y social. 

 El filme, con alto valor humanista, pedagógico y poético, de manera minuciosa, emotiva y realista, narra concisamente una historia del pueblo indígena de los Krahô en el corazón de la selva amazónica de Brasil… 

 Conviene recordar que el expresivo título de La flor del burití, alude a que para los indígenas la palmera burití tuvo la significación de “árbol de la vida”… 

 Este filme, a través de los escudriñadores e intrigantes ojos de una niña, hija del indígena Patpro, que mira con miedo y esperanza el futuro de su tribu, describe tres cruciales momentos de la historia de su pueblo y sus gentes indígenas, avocadas irremisiblemente a la civilización de su entorno etnográfico, y al progreso de su país, pero sin una paulatina y adecuada preparación para ello. 

 El interesante guion de La flor del burití, ha sido escrito por el matrimonio de cineastas Joao Salaviza y Renée Nader Messora, basados en relatos de algunos de sus protagonistas y actores indígenas krahô: Henrique Ihjac Kraho, Ilda Patpro Kraho y Francisco Hyjno Kraho, los que confieren autenticidad, verismo y realismo a la vertiente documental del filme. 

 El cineasta guionista, director, editor y productor portugués Joao Salaviza (Lisboa, 1984), es hijo de cineastas -Edgar Feldman, director, y madre productora-, por lo que lleva el cine en la sangre. Se formó en la Escuela Superior de Teatro y Cine del Instituto Politécnico de Lisboa y en la prestigiosa UBA, Universidad de Buenos Aires de Argentina, que cuenta con las especialidades de Ciencias de la Comunicación y Diseño de Imagen y Sonido. 

Joao Salaviza y Renée Nader Messora, realizadores de La flor del burití.

 Salaviza, tras un período inicial en la publicidad se dedicó al cortometraje, obteniendo extraordinario reconocimiento y prestigio con una decena de cortos realizados. Entre ellos: Dos personas (2004), Premio Mejor Realización en el Certamen de Cortometrajes de Oeiras y Premio de Mejor Ficción en el Hyperion de Budapest; Arena (2009), Palma de Oro en el Festival de Cannes; Rafa (2012), Oso de Oro en el Festival de Berlín… 

 Su primer largometraje El canto de la selva. Lluvia y cánticos en la aldea de los muertos (2018) codirigida con Renée Nader Messora, en el que ya aborda la temática indigenista de los krahô, obtuvo los reconocimientos: Premio Especial del Jurado-Una Cierta Mirada, en el Festival de Cannes y Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine latinoamericano de Mar del Plata de Buenos Aires. 

 Renée Nader Messora, licenciada en cinematografía por la Universidad de Buenos Aires, se inició en el mundo del cine como asistente de dirección en varios países de latinoamerica y Portugal, asumiendo tareas de encargada de cámaras, cuya experiencia le valdría para dirigir la fotografía de La flor del burití

 En 2009, conoce y se relaciona con una comunidad indígena krahô, colaborando con ella en diversos cometidos culturales y de formación, lo que motiva la guionización y realización de su primer filme El canto de la selva, junto a su esposo Joao Salaviza… 

 Su sensible mirada femenina, humanista, naturalista y ecologista de las formas de vida del pueblo Krahô, no pasó desapercibida en el Certamen Internacional de Cine de Cannes, por lo que el filme fue reconocido con citado Premio Especial del Jurado “Una Cierta Mirada”. 

 La atrayente forma de tratar y filmar los pensamientos, sentimientos, vivencias, costumbres, fiestas, rituales…, de las gentes de las tribus indígenas, en el filme, despertaron la atención en diversos festivales, siendo distinguido con una veintena de reconocimientos… 

Significativo fotograma de los rituales krahô.


 Del guion tripartita, indígenas krahô y matrimonio de cineastas, y de las entrevistas efectuadas a Renée Nader Messora y Joao Salaviza, se deduce prevalece en la historia del filme el pensamiento y la mirada feminista de Messora… 

 La historia del pueblo krahô se narra, divida en tres partes y en el transcurso de tres tiempos diferentes, a través de la elevada mirada de la niña indígena que parece escudriñar inquisitiva y poéticamente en las alturas -cielo, copas de los árboles, vuelo de los pájaros…-, se inicia, en La flor del burití, con un parto embrionario -símbolo ancestral de los orígenes remotos desconocidos del pueblo indígena-, al que sigue una masacre de la tribu por los ocupantes blancos en 1940, y concluye con una manifestación reivindicativa de los derechos de su cultura, sus vidas independientes, su territorio, frente a la moderna y avanzada Brasilia, durante el gobierno de Bolsonaro, contrario a los movimientos indigenistas… 

 El filme es una sensible  mirada que, acaso, pretende hacer reflexionar profundamente acerca de los valores del progreso y desarrollo de las avanzadas sociedades actuales en contraposición a los valores naturales de las sociedades más primitivas, pero quizás más felices. 

 En las sociedades y comunidades de hoy, en las que tenemos la sensibilidad y el sentido de la vida, coartados y acorralados por los angostos, estrechos y artificiosos espacios vitales de las ciudades actuales, contemplar los escenarios abiertos y sin límites de la naturaleza en el filme La flor del burití, es, ciertamente, una relajante y balsámica mirada para la sensibilidad y el espíritu. 

 Aunque el filme tiene un protagonista colectivo claro, el pueblo krahó, no se han descuidado en él los aspectos y matices de la personalidad individual del indígena, de sus gentes: sus preocupaciones vitales y de trascendencia, sus tareas cotidianas, sus relaciones personales… 

 En esta vertiente, documental y de ficción, el filme, interpretado por auténticos actores indígenas es rico en primerísimos planos que logran penetrar en la psicología de sus personajes y trasmitir expresivamente sus vivencias, pensamientos, sentimientos… 

Expresiva imagen del protagonista indígena del filme.

 En su introspección humanista, La flor del burití, plantea también una sutil reflexión acerca del dualismo dialectico existente entre la vida materialista del desarrollo y progreso y la vida menos artificiosa y más natural; así como sobre el afán de poder político individualista en las sociedades democráticas actuales y las formas de regirse, al generoso servicio de sus comunidades indígenas de antaño. 

 La flor del burití, incidiendo en la similar temática del pueblo Krahô, que su precedente El canto de la selva, es un filme de mayor riqueza y profundidad descriptiva, social e ideológica, acerca de la defensa de los pueblos indígenas, tantas veces masacrados por los colonizadores de sus territorios, sus culturas, sus costumbres y formas de vida. 

 La historia, Madre y Maestra dando lecciones que nunca se aprenden, adquiere en La flor del burití, un acentuado interés, refrendado en los festivales de cine más importantes del mundo en los que el filme se ha presentado, aunque en España su difusión en las grandes salas comerciales, está siendo muy exigua. 
 Francisco Montero.