domingo, 26 de febrero de 2012

KATMANDÚ. UN ESPEJO EN EL CIELO

Victoria Subirana,  e Icíar Bollaín, dirigiendo Katmandú
  
En el reciente enero de 2012, con la reedición de su libro Una maestra en Katmandú -acerca de su labor educadora-, adquiría un especial reconocimiento en el estamento docente, la pedagoga Victoria Subirana, por su proyecto EduQual de Pedagogía Transformadora basada en el método Montessori que, desde veinte años atrás, venía desarrollando con excelentes resultados en Nepal.
Ya en noviembre de 2010, Vicki Subirana -como a ella le gusta llamarse-, recibía en Nueva Delhi, de manos del embajador español en India, la Cruz de la Orden del Mérito Civil, otorgada por el Rey Juan Carlos I, en reconocimiento a su encomiable labor con los mas pobres refugiados tibetanos en Nepal, víctimas de la opresión imperialista China.
Vicki, cuenta también con otros importantes reconocimientos internacionales, entre ellos: el Tonetti, por su labor humanitaria, Premio al “Comportamiento Humano”, Premio a los Valores de Convivencia…, dada la ejemplaridad de su extraordinaria obra.

Portada del Libro

No es de extrañar, por tanto, que una cineasta de la sensibilidad de Icíar Bollaín, muy atenta a los valores del mundo de la mujer, reparara en el libro inicial y en la obra heroica de Subirana, y la haya traído a la gran pantalla.
Bollaín, actríz y directora, se inició en el cine desde muy joven, siendo galardona con diversos premios por sus papeles interpretativos -Mejor Actriz Española en 1992, de Cartelera Turia y “Premio Ciudad de Cuenca” a su trayectoria como realizadora en el II Festival de Cine de “Mujeres Directoras”-. En 2006, fundó con otras cineastas la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales CIMA. Hechos que denotan referidas sensibilidad y atención al mundo de la mujer.
Con casi una treintena de filmes como actriz y mas de una decena como realizadora de cortos y largometrajes -Hola ¿estas sola?, Te doy mis ojos, También la lluvia…-, Bollaín ha sido nominada en España, reiteradamente, a los Premios Goya, obteniendo los de Mejor Guión y Mejor Dirección, con el filme Te doy mis ojos, en 2003 -entre otros reconocimientos internacionales-.

Su último filme Katmandú. Un espejo en el cielo, cuyo guión ha escrito con la colaboración del prestigioso guionista Paul Laverty -pareja de Icíar-, basado en el libro y la obra de Vicki Subirana, trata, libremente, más de la aventurera vida de la pedagoga -Laia , en el filme-, que de su labor educadora.

Verónica Echegui, Laia, y Tsering Gurung, Tshiring
Saumyata Bhattarai, Sharmila


La narración cinematográfica de Katmandú, inevitablemente, nos hace reparar en el sempiterno dilema de la adecuación entre fondo y forma, y nos lleva a hacernos, entre otras, las preguntas de: ¿Ha sido idónea la transposición del relato literario al fílmico? ¿Se corresponden sus aspectos formales con el idealismo humanitario de la obra de Subirana?...
Respecto a la primera pregunta, entendemos resulta de interés la adaptación del guión, por el que Icíar Bollaín ha obtenido hace unos días su último Premio Goya 2012. No obstante, dado que el filme se ha rodado en inglés, su doblaje al español no resulta plenamente realista y expresivo.
En relación a la segunda, y dado que no se trata de un filme historiográfico ni documentalista y que pretende llegar al mayor público posible, entendemos se narre atractivamente la historia de la inquieta maestra, sin matizar en profundidad en los aspectos idealistas de la personalidad del personaje ni en la riqueza de los valores humanos de su tarea, en el problemático contexto de los ambientes mas pobres de la multicultural capital de Nepal, Katmandú, y en el de las revueltas populares del país, que sufrió Subirana.
Acaso, por ello, conociendo la trayectoria y la obra de la pedagoga, el filme pueda resultarnos narrativamente irregular y no del todo convincente; aunque, eso sí, interesante, aleccionador y agradable.
Verónica Echegui, Laia

 
Ambiente de pobreza en Katmandú

El personaje de Laia -Verónica Echegui, Premio Goya 2012 como protagonista-, aun cuando se ha filmado en abundantes primeros planos introspectivos, no logra matizar la difícil caracterización psicológica de una maestra de profundas convicciones humanitarias y educacionales; no trasciende, como sería deseable, los aspectos circunstanciales y aparenciales de la historia. Con todo y con eso, la interpretación de Verónica Echegui es enfática, pintoresca, brillante…
Acaso sea que, como Bollaín nos ha ofrecido anteriormente muy buenos filmes, le exigimos mucho más para el interesante tema de Katmandú.
De todas formas, en un momento actual -tan necesitado de fuertes convulsiones- en el que los mejores valores humanos y educacionales están tan relegados a la proselitista y manipuladora politiquería y a sus mercantilismos ideológico y económico, el filme Katmandú -que en principio iba a titularse “Canción de Katmandú-”, efectivamente, es un hermoso y lúcido espejo en el cielo, en el que los ciudadanos de los países desarrollados, debemos mirarnos, y confrontarnos con las elementales necesidades de otros lugares, otras gentes, otros prójimos…

Francisco Montero.